Hace algunas noches tardé tal vez un par de horas en conciliar el sueño, precisamente pensaba en la presente entrada al blog.
Como lo dije en otra de mis publicaciones El Fénomeno de las Redes Sociales, la red social (red de información) que más me ha cautivado es Twitter, generando un gran interés en ésta por su dinámica y flexibilidad, y esperando no llegar a la “Twitter dependencia”.
De hecho Twitter, fue la puerta de entrada para llegar de nuevo a Facebook (solo yacía), plataforma que empezó como un embeleco académico en la Universidad de Harvard hace cerca de 7 años y que ahora uso diariamente junto al vehículo social de los trinos.
Hasta hace unos pocos meses, había considerado un fracaso entrar a una red social, lo veía incluso como un comportamiento trivial y poco productivo para aquel que lo practicara, así fuera por un minuto para ver ese rico mosaico de fotos de paseos, nacimientos, grados y demás sucesos.
Pero sin más preámbulos, entrando en sintonía con las redes, ese asunto de la reciprocidad para las personas al parecer está relegado a medios como Facebook, Linkedin y otras redes que en el momento no uso donde existe la equivalencia y una directa reciprocidad; no ocurre para estos casos que yo sea amigo de alguien en la red y que no sea correspondido, es decir, “soy” o “no soy” amigo, son las dos únicas alternativas.
Para el caso de Twitter que ya ascendió a los 300 millones de usuarios según TwoPCharts la reciprocidad no es una condición y conviven allí experiencias de diferentes asimetrías, de las cuales cito algunas:
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Empiezo por el que tiene un perfil para seguir a @juanes o algún mentor, “pare de contar” y socialmente con orgullo dice: Yo sigo a Juanes en Twitter.
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El que quiere seguir a todo el que pueda, sin esperar reciprocidad y expresa que le gusta leer a otros, pero tampoco lo hace porque no recuerda ni su @.
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Al que lo siguen como resultado de su popularidad. Son ejemplos los medios de comunicación, artistas, líderes empresariales y algunos políticos que no usan la herramienta como parte el oportunismo electoral.
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Al que no siguen, ni sigue y tampoco trina… Este es el usuario que infla las estadísticas en las redes sociales. Éste solo tiene reservado su perfil.
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El que construye su reputación (Online Reputation Management) desde cero, desde el mundo offline hacia el online o si se quiere viceversa, donde los seguidores son legítimos, generando reconocimiento y gratitud, la reciprocidad está dada por el feeling o coincidencias, donde una biografía y contenido puede venderse muy bien.
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El otro, es aquel amante al slogan «Sígueme y te sigo», sin afinidades y el menor esfuerzo de conversión. Le gustan sólo los números de su TimeLine.
Realmente los medios sociales deben construirse mediante la interacción y reciprocidad, de lo contrario estaríamos asistiendo a un escenario de comunicación unidireccional.
Precisamente esa noche de reflexión y de sueño escaso, hacía el esfuerzo por asimilar que sucedía con aquellos perfiles que tienen cientos y hasta miles de seguidores para no hablar de @LadyGaga ni @BarackObama que tienen millones, éste ultimo (me disculpan la familiaridad) creció al menos en un millón de followers, después de aniquilar al líder del grupo extremista islámico. Estos perfiles siguen a muy pocos, y hay varias razones:
1. No quieren tener el compromiso de leer o seguir los “posteos” de sus fans o seguidores.
2. No tienen el tiempo disponible para interactuar con sus simpatizantes.
3. Solo se ocupan de generar contenido independiente y son pocos los replies.
4. No les importa o no hay mayor interés en seguir a sus seguidores.
5. Solo leen a sus amigos inmediatos y eso…
Este último por ejemplo lo definí en un tweet así:
Todas las razones anteriores son perfectamente comprensibles, admitidas y hasta aceptadas en los más encumbrados medios sociales.
Veamos ahora, que es lo ideal o más adecuado, todo esto depende de las motivaciones que nos hayan llevado a acceder a las Redes Sociales.
Hasta esta línea, el artículo se dirige y responde a las necesidades o al menos a los inquietudes de nosotros como individuos, pero ¿Cuál es entonces o cuál debe ser la experiencia y desempeño de las organizaciones o empresas respecto de la reciprocidad en redes sociales?
La respuesta, como decía un profesor en la Universidad: «depende de todo y viceversa», lo primero, identificar un objetivo, una estrategia y el alcance que deseamos obtener.
En Facebook, las empresas regularmente desarrollan su presencia a través de la categoría páginas «fan page«, para conversar con sus fans (sin reciprocidad al seguirse), sin embargo algunas compañías son de “pocas palabras” y pretenden crecer aun sin generar contenidos pertinentes, o que al menos puedan despertar el interés de sus likers. Este es un trabajo de construcción, requiere acciones puntuales, promoción y definir una métrica para el seguimiento respectivo.
En Twitter, debemos tener las mismas consideraciones como parte de la estrategia, pero nunca sincronizar el contenido que se postea en Facebook para que se publique simultáneamente en Twitter, estas prácticas aunque pueden resultar productivas, pueden deteriorar la percepción de su audiencia ante la evidente mecanización y poca originalidad.
Terminando y a la espera de todos sus comentarios, considero que la conversación y reciprocidad para las empresas en los medios sociales, debe involucrar además de seriedad, diálogos abiertos y constructivos, esto sugiere entonces la necesidad de mantener la interacción e interlocución.
JUAN DIEGO RESTREPO