Algunas prácticas que aparentemente agregan eficiencia a la gestión de las redes sociales, pueden terminar por restarle a éstas credibilidad y dinamismo. Nos referimos al uso reiterado de robots u otras aplicaciones de automatización.
Desde Marketing Objetivo somos usuarios de estos importantes vehículos de comunicación, pero también somos críticos respecto de las formas y maneras, en las que solemos hacer uso de éstos.
Hoy no sólo las personas interactuamos en la dinámica de los Social Media, las empresas y demás instituciones también han resuelto tener cabida en ese ciberespacio, que igualmente sirve para alimentar parte de su ecosistema digital.
Percibimos que la delgada línea de personalizar o no una red social, viene siendo vulnerada por las personas que en representación de las empresas, hacen las veces de gestores de redes sociales o Community Manager; todo esto, ante el afán de crecer las comunidades y mostrar los inevitables números.
Sin importar la calidad de las audiencias, algunas personas y también marcas, han transformado en una obsesión, su carrera por crecer las cifras en las redes sociales. Dejamos algunos interrogantes a consideración de nuestros lectores: ¿Dónde está el interés genuino en nuestra oferta de valor?, ¿Será esto acaso una burbuja social?, ¿A qué costo exponemos nuestra reputación mediante prácticas cada vez menos personalizadas?.
Los siguientes son los casos más frecuentes, que hemos observado de rutinización o robotización:
Programación de posteos en las distintas redes sociales
Hubo un evento que nos llamó especialmente la atención. El pasado 14 de octubre de 2012 el deportista extremo Felix Baumgartner realizó un salto libre desde la estratosfera. Ante el importante despliegue publicitario de Red Bull y algunas otras marcas que acapararon la atención de millones de personas alrededor del mundo, un portal famoso de contenidos de marketing, permaneció casi durante las siguientes 48 horas anunciando la noticia. Algunas personas que lograron advertirlo, criticaron la repetición de la primicia, que por supuesto ya había pasado a ser un hecho cumplido.
Duplicar el contenido o copiarlo de manera idéntica para todos los medios
Ocurre con frecuencia ante la facilidad de compartir posteos simultáneos en varias redes sociales. Por esta razón vemos actualizaciones de estado en Facebook con las famosas etiquetas o #hashtags incluidos; un claro ejemplo de “Copy/Paste”.
Sería como acceder a las mismas noticias por radio y televisión en sistemas independientes; si el esfuerzo de comunicaciones no hace una diferencia al momento de presentar los contenidos, y editorializar los eventos noticiosos, esto terminará por menoscabar el interés en uno de los medios; propiciando el distanciamiento, y hasta la deserción de sus seguidores. En estos casos, es necesario desarrollar una identidad única y original para cada medio o sistema.
Repetir excesivamente las publicaciones
No es una tarea simple generar contenido abundante y constante, en nuestro caso hemos optado por reducir la frecuencia, alternar algunas citas con artículos del blog, y turnar las horas de publicación; esto último es, publicar el mismo contenido en diferentes días y franjas de horario, pero sin excedernos, equilibrio que no es fácil de lograr.
El ejercicio anterior puede ser útil, porque no todas las personas hacen uso de las redes sociales de manera permanente, ni tampoco tienen acceso constante a un computador o teléfono inteligente.
Respuestas automáticas, poco personalizadas
La más común en Twitter: “Gracias por seguirnos, también puedes hacerlo en nuestro fanpage www.facebook.com/somosaburridos.com” (el nombre es una invención nuestra). Realmente esto aburre y termina por restarle credibilidad a una marca personal o corporativa. Particularmente, creo que nunca me ha despertado ni siquiera la curiosidad de darme una pasada. Una tarjeta más de invitación para el archivo.
Aplicaciones automáticas
Si el objetivo es abarcar la totalidad de la audiencia -sin importar la diferencia horaria- entendiendo que el Community Manager no labora 24 horas, excedernos en la programación de posteos, sería como abandonar el timonel del barco y quedar a la deriva en la red.
Algunos expertos incluso, acostumbran programar un número determinado de publicaciones desde el día anterior; por un lado aplaudo la planeación y disciplina, pero también cuestiono el exceso de planificación, que para algunos usuarios, empieza a convertirse en una práctica monótona.
Para complementar la crítica anterior, algunos perfiles especialmente de Twitter, siguen a una gran cantidad de cuentas, pero no interactúan ni las leen, sólo las coleccionan… ¿Para qué las siguen?, ¿Es acaso un acto de cortesía o franca reciprocidad? o ¿Simplemente te sigo para conservarte y no perderte?.
Por todo lo anterior, imaginemos… ¿Cómo podríamos sentirnos, si llegáramos a un puesto o centro de información, y éste a través de una grabación -sin escucharnos- nos entregara información que tal vez no requerimos o deseamos recibir?. La respuesta es: -Molestos, muy incómodos por supuesto. Exactamente esto viene sucediendo con la gestión de las redes sociales en algunas organizaciones, que no quieren quedarse por fuera de la carrera mediática, y que le han apostado más al inventario de los números, que a lo cualitativo.
Si algo en internet como medio alternativo ha logrado sacar ventaja sobre la televisión y demás medios masivos, ha sido precisamente la originalidad, espontaneidad y libertad, tanto en la oferta como en la demanda de los contenidos.
JUAN DIEGO RESTREPO