Así John Coleman del The New York Times en un reciente artículo leído en el diario La República, hable en el mismo sentido de “cultura” o “clima” corporativo para referirse, al conjunto de creencias, valores, costumbres y prácticas de un grupo de personas que forman una organización; creo necesario plantear algunas diferencias.
Lo más seguro es que no estemos frente a un error, y que el interés desde su misma traducción, haya sido tal vez, sólo la de adornar parte de su definición con términos similares o equivalentes.
Con lujo de detalles se describen en el artículo referido, los componentes que hacen parte de la cultura organizacional, y que estoy seguro les servirán para sus propios entornos laborales. A continuación pueden leerse:
Visión: Tener clara la dirección y objetivo de la empresa, es uno de los primeros cimientos requisito de la organización. El propósito, como alguna vez lo abordamos en nuestro artículo El principio del liderazgo, ofrece precisión y claridad a todos y cada uno de los miembros de una institución.
Valores: Éstos se refieren a los comportamientos y mentalidades necesarias o deseadas para lograr la visión. La autenticidad proyectada acerca de cada uno de estos valores definidos, se refiere fundamentalmente a la percepción, que en otras palabras, se conoce como el clima organizacional.
Prácticas: Éstas se refieren a “actuar en consecuencia”, si la organización prepondera las jerarquías “planas”, debe propiciar escenarios para que los más jóvenes y menos experimentados, también discutan y disientan acerca de las decisiones de la alta dirección.
Gente: Para aunar esfuerzos en la construcción de una cultura corporativa, las personas que integran la sociedad, deben compartir la visión. Esta alineación puede lograrse a partir de rigurosos procesos de selección, pero por supuesto, acompañados del seguimiento y la retroalimentación correspondiente. En síntesis, el talento humano es el eje central de una verdadera cultura organizacional.
Narrativa: Elaborar una historia con todos los ingredientes que hemos mencionado hasta ahora, requiere que cada uno en la organización, obtenga la capacidad interpretar, contar, y transmitir esa misma historia al interior y exterior de la sociedad, cuando sea pertinente hacerlo.
Lugar: Las instalaciones y el espacio adecuado, no están muy lejos por ejemplo de la propuesta de tener un manual de imagen visual corporativa, esto es buscar en todas las direcciones, la armonía entre los elementos ya mencionados, y los ambientes colaborativos y agradables para la consecución de los objetivos corporativos.
Todos estos componentes, conforman lo que hace parte de una cultura organizacional, pero el clima es el reflejo o resultado de la anterior construcción.
De otra manera, se puede concluir que el clima es una consecuencia de la cultura que se ha desarrollado. Lo expongo, teniendo en cuenta que la construcción es un proceso, pero el clima, es la percepción final o permanente del personal, tanto propio como ajeno a la corporación.
Ilustrada la que considero es la diferencia entre “cultura” y “clima” organizacional, es común observar empresas que alardean de su propia CULTURA, la cual en mucho casos, es solo eso, un manual de contenidos que señalan la visión, valores, buenas prácticas, y demás directrices que no corresponden a la realidad; cuando por otro lado, el clima es desolador.
El caso contrario, sucede especialmente en las organizaciones pequeñas o medianas, donde gracias a la cultura de cada individuo, puede percibirse un excelente clima laboral, sin que estas empresas o unidades de negocio, se encuentren antecedidas de una cultura previamente planificada.
He tenido la oportunidad integrar organizaciones, cuyas culturas organizacionales son absolutamente encantadoras, pero cuyo clima no guarda una correlación directa con la propuesta de cultura. Podemos señalar que este es el caso donde impera el temor reverencial, y donde los colaboradores son agentes pasivos víctimas, de una administración que pondera sólo la vanidad de quienes se autodenominan como sus líderes.
El mejor de los mundos se construye entonces a partir de la definición y estructuración de los componentes anteriores, y bajo el desempeño genuino y auténtico de sus miembros a todo nivel; donde no hay secretos, ni tampoco intrigas. Estas son las organizaciones que diariamente abren sus puertas a sus entusiastas colaboradores, que ven en su actividad y entorno laboral un legítimo segundo hogar.
A todos nos ha sucedido o al menos eso espero, que en ocasiones salimos de nuestras casas con el ánimo vencido; pero sin duda, también hemos disfrutado aquellos días donde somos felices, y amamos nuestro oficio y la empresa para cual laboramos. Es aquí donde existe el mejor clima, seguramente reflejo de una cultura natural o pensada bajo un liderazgo real.
JUAN DIEGO RESTREPO