Sea lo primero aceptar mediante esta sentida comunicación, la derrota que como pequeña empresa hemos sufrido.
Este proyecto que superó sus primeros cinco años, pero que por diferentes circunstancias no va a continuar, alimentó los sueños de sus colaboradores, aliados, proveedores, socios, y sin duda, el de sus clientes; pero al margen de los sentimientos o aspiración de cualquiera de las partes, hoy debe enfrentar su inminente e inevitable liquidación… (Continúa más abajo en fuente color azul).
Quise llevar a un artículo, publicación o como se quiera definir, la que podría ser una carta de despedida; esta es una de esas comunicaciones y decisiones que hacen parte de los avatares de las empresas, y aunque hoy vamos de salida, el espíritu combativo siempre fue, y esperamos que siga siendo una actitud.
En la publicación “Superviven, crecen, se desarrollan… Y también pueden desaparecer” lo señalamos crudamente, también puede enfrentarse el colapso definitivo.
Es muy probable que esta carta nunca sea leída por quienes fueron nuestros colaboradores, proveedores, aliados y clientes, pero si esperamos que llegue a las manos de los lectores de nuestro blog.
En esta misiva, además de compartir una historia, queremos desnudar los sentimientos que hay detrás de quienes promueven una idea de negocio, que como es evidente, no sobrevivió.
De alguna manera, no queremos irnos sin exaltar el compromiso y entrega de algunos colaboradores, pero por otra parte queremos revelar algunas acciones, que a pesar de la adecuada gestión, no fueron suficientes para mantener a flote el barco, entiéndase sociedad en liquidación.
(Viene…) Esperamos entiendan, que cuando constituimos esta sociedad, teníamos la firme intención de fortalecer y crecer nuestros negocios al lado de todos ustedes; pero a veces, algunas circunstancias ajenas a la voluntad, y por supuesto la inexperiencia, impiden llevar a feliz término cualquier proceso.
Durante un poco más de cinco años y medio, siempre vimos nuestros compromisos laborales como una obligación ineludible, y fue así como se asumió; práctica que puede ser reafirmada por cada uno de los colaboradores que hizo parte de esta familia, ahora en disolución.
No hubo quincena los días 15 o 30 de cada mes en la que no hubiéramos consignado los devengos de ley, y demás bonificaciones cuando así correspondiera. Muchas veces -especialmente los últimos dos años- empleamos los cupos de crédito y sobregiro, avances de tarjetas de la empresa, y hasta los propios recursos de los socios, para cumplir con este encargo.
En la corta historia de nuestra empresa, hubo sólo una ocasión (año 2012) en la que la prima de Navidad no pudo pagarse antes del 15 de diciembre, y nos tardamos al menos ocho días (para esos días aclaro, el supuesto fin del mundo no fue la excusa); fue un momento difícil, y como responsable de la empresa para ese entonces, me comuniqué directamente con cada uno de ustedes para compartirles la mala noticia; la respuesta no pudo ser mejor, recibimos el apoyo y la actitud de respaldo de todos. Algunos simplemente dijeron: «No hay ningún problema, ustedes han sido correctos con sus obligaciones, y conocemos la situación, pueden tomarse el tiempo que sea necesario». Un “gracias infinito” para ellos.
Los primeros tres años de esta experiencia fueron positivos, por lo menos los estados financieros mostraban que habíamos ganado cada uno de estos años; para esa época, algunos colegas cerraban o vendían sus operaciones, muchos de ellos sufragando pérdidas considerables.
Además de la responsabilidad y seriedad -lo mínimo que debe hacer una empresa- con la que manejamos nuestras obligaciones de personal, lo hicimos con nuestros clientes y también proveedores, así como con los demás entes de control e instituciones de fiscalización. Parecíamos ir en contravía del facilísimo de otras organizaciones; pero si algo tuvimos claro, era que las cosas se hacían bien, o mejor no se hacían.
Ustedes se preguntarán: ¿Qué fue entonces lo que sucedió? -Nosotros tampoco lo sabemos, en los negocios tener la respuesta frente al éxito, es muy fácil; frente al fracaso, no tanto.
En primer lugar, creemos que las fuerzas del mercado cambian sin clemencia cualquier planeación y pronóstico comercial; eso podía haber estado sucediendo, y fue lo que finalmente aceleró nuestra retirada.
Hubo otras circunstancias que pudieron motivar el deceso comercial, y aunque poco nos ha gustado hablar de ellas, no podemos pasarlas por alto; nos referimos a las prácticas deshonestas de algunos colaboradores, que mediante argucias y mentiras, no sólo lograron defraudarnos económicamente, sino también en la buena fe, y sin el menor reparo de su conducta y reputación profesional.
Fueron muchas las conversaciones con mentores, consejeros y amigos, al igual que los diálogos sostenidos entre socios, pero los números pronto se convirtieron en una escena de riesgo, si la decisión de partir no se hubiera tomado con determinación. Para algunos ante la demora, rayamos en exceso con la terquedad.
Por otro lado, la empresa que representábamos, parecía haber diezmado su dinamismo comercial, y la comunicación entre las partes, había dejado atrás la empatía e interés por construir estrategias que apalancaran el ejercicio de los negocios.
Algunos de ustedes durante la transición encontraron oportunidades para laborar inmediatamente, otros mantuvieron sus posiciones gracias a la posibilidad ofrecida por el nuevo empleador que había adquirido parte de la operación que abandonábamos, y nuestra colaboradora más antigua que sirvió con lujo detalles a nuestra empresa, lamentablemente hasta el día de hoy, no logra ocuparse formalmente.
En mi caso personal, decidí mantenerme en las turbulentas aguas de la independencia, y ahora exploro otros negocios con la esperanza de construir una empresa, cuyo fin no lo determine un lustro, sino más bien, muchas décadas de prolongada existencia.
Ya para despedirme, y aunque perdamos el contacto físico y las herramientas digitales sean tal vez frías e incipientes, siempre tendremos un grato recuerdo en nuestros corazones, de lo aprendido y compartido al lado de cada uno de ustedes. ¡Hasta pronto!. Juan Diego.
Los invitamos a comentar o compartir sus impresiones.
JUAN DIEGO RESTREPO