Una vez más queremos referirnos a un emprendedor, hoy empresario. En días pasados lo hicimos con Mario Hernández quien concedió también una entrevista a un importante medio del país; hoy (septiembre 18 de 2012) la cita fue con el empresario editorial Javier Hurtado Cardona, quien surgió gracias a su visión, dedicación, e interés en aprender su arte, las artes gráficas.
Lo particular de este empresario, es que inició su carrera profesional cuando tenía 14 años de edad, haciendo entre las 4:00 y las 6:00 de la mañana el “Correo”, o haciendo las veces de “Voceador” del Diario La Patria en la ciudad de Manizales (Departamento de Caldas), pero incluso desde más niño ayudaba a su madre, quien en su oficio de modista durante las noches, confeccionaba uniformes como intermediaria para la empresa de servicios públicos de la ciudad.
Cuando empezamos nuestra conversación al referirnos al doctor Javier Hurtado, quien lleva 32 años al frente de su empresa, inmediatamente fuimos interpelados de manera cordial, “no soy doctor”, desafortunadamente nunca tuve la oportunidad de ir a la universidad; esto nos permitió abordar con mayor calidez nuestra conversación y seguir adelante con la entrevista.
¿Pensó en convertirse Javier Hurtado algún día en un próspero empresario?
Cuando me hacen esa pregunta, siempre he dicho que eso es genético, desde muy joven creo que ha sido la constante de soñar y soñar, hasta hacer algo. Ahora, creo que lo estoy haciendo, siendo consecuente con mis aspiraciones.
¿Cómo fueron esos primeros años de juventud que le permitieron combinar exitosamente, trabajo, estudio y deporte?
Vengo de una familia humilde pero muy trabajadora, mi padre por ejemplo fue carpintero y también “tapa goteras”; recuerdo que aún siendo un niño, practicaba el fútbol e incluso años más tarde llegué a hacerlo a nivel profesional, pero mis padres en ese entonces se oponían, porque esto malograba muy rápido mis zapatos y la situación económica no era fácil.
Durante 4 años y hasta los 18 años de edad repartí prensa. En esa rutina, a las 6:00am salía a estudiar; yo ya tenía algunos amigos en ese Diario y esto coincidía con la llegada de una tecnología llamada offset (proceso similar al de la litografía), circunstancia que los animó a invitarme a trabajar en sus talleres de foto mecánica, aunque con una condición, claro eso no era gratuito, me exigieron jugar con el equipo amateur de La Patria. Fue una decisión difícil, que tomé con la ayuda de una persona a quien admiraba y que se conocía como «el mago de las artes gráficas» en la ciudad de Manizales, y quien con sus sabias palabras me indicó: «el fútbol puede ser muy pasajero, te podrá durar 5, 10 o 15 años, mientras lo que aprendas en la industria de la impresión, puede ser para toda la vida». Ese mensaje influyó para que finalmente llegara a La Patria a laborar entre los años 1967 y 1976. Yo en esa época como arquero «me le tiraba hasta al tren»; eso parecía llamarles la atención, y sin duda mi dedicación al trabajo, las aspiraciones de crecer, y por supuesto, el talento para el deporte, me llevaron a ubicarme en esa empresa.
¿Qué puede decirnos acerca de la experiencia obtenida durante su paso por el Diario La Patria, y posteriormente en el Correo del Caroní?
Con La Patria tuve la oportunidad de formarme y crecer, logré ganarme la confianza de mis jefes, y gracias a la empresa pude viajar a México y Panamá para aprender acerca de las nuevas tecnologías gráficas; sin embargo, por razones inherentes a la labor realizada también en la revista especializada de fútbol «Nuevo Estadio» del mismo Diario, un día, desde Venezuela me llamaron e invitaron para que trabajara con ellos en el estado de Bolívar (Puerto Ordaz) con el “Correo del Caroní”.
¿Cómo lo contactaron? En esa publicación que llegaba al país vecino uno o dos días después de impresa, y cuya audiencia estaba interesada en las noticias de fútbol de Colombia, aparecían algunos contenidos con la mención «Proceso a color: Javier Hurtado», y eso sirvió para que me localizaran, y fue así como recibí esa llamada.
Sin embargo, pasaron algunos meses, viajé a Bogotá para una entrevista y participé en el proceso de selección, acepté la oferta y me trasladé a ese país en el mes de agosto de 1976; fue un año complicado, hacía un par de meses que mi padre había fallecido al ser arrollado por un vehículo. Allí en Venezuela, viví una experiencia difícil y alcancé a sentirme decepcionado, pues este medio de comunicación apenas nacía, y yo esperaba encontrarme con un gran edificio y toda una organización. Modestia aparte, participé desde la destapada de las máquinas, y de alguna manera apoyé toda la etapa preoperativa de la empresa, al menos durante siete meses, hasta que logramos finalmente hacer nuestra primera impresión.
En esta empresa trabajaba largas jornadas, y aunque gozaba de toda la confianza de la alta dirección, el ritmo de trabajo me estaba agotando; lo que después de casi 4 años me motivó para pensar en hacer empresa (año 1980), precisamente con uno de mis hermanos, quien me había reemplazado en La Patria. Con él tomé la decisión de iniciar. Recuerdo que en ese entonces, mi jefe en Venezuela me ofreció incluso un carro como estimulo e incentivo para que me quedara, pero nada logró detener mis deseos de hacer empresa, regrese al país.
Yo trabajaba día y noche para un jefe, y la reflexión fue: ¿Por qué no trabajar día y noche para mí? Ya estaba decidido a crear mi empresa.
¿Pensó en alguna otra actividad diferente a la de las artes gráficas al momento de hacer empresa? ¿O realmente usted nació para este sector?
Realmente era lo que había aprendido y en lo que había tenido la oportunidad de formarme gracias a mis anteriores empleadores. Esa fue la oportunidad que me ofreció la vida, y yo la tomé.
¿En 32 años, qué tantos momentos de angustia lo han podido afectar hasta el punto de creer haber perdido el rumbo? ¿Cómo ha logrado superarlos?
Muchos eventos hemos tenido que afrontar, sin embargo recuerdo uno puntualmente en el año de 1993; en el cual, después de algunas dificultades de entendimiento mi hermano y yo decidimos partir la sociedad, pues ninguno de los dos estaba en condiciones de adquirir la mitad de la empresa. En el proceso de división de activos y pasivos a mi hermano le correspondió la Litografía Cafetera, una empresa que habíamos adquirido tiempo atrás, durante el próspero crecimiento de los primeros años. El se quedó con uno de los clientes más rentables de la empresa, y ya en su calidad de competidor, acaparó su atención con un precio inferior; asumí la perdida, y los ingresos de la empresa cayeron significativamente.
En esa ocasión, pensé que el negocio iba a desaparecer, fue un momento de angustia y decepción que logramos superar haciendo presencia en el mercado, fortaleciendo los procesos, mejorando la tecnología y también la calidad, para cumplir el eslogan y promesa de servicio de Blanecolor:Producir la mejor impresión.
¿A qué se debe el éxito y crecimiento de su empresa? ¿Cuáles cree que han sido las estrategias o razones por las cuales su empresa ha crecido, se ha desarrollado y también sobrevivido?
A la química (sensibilidad) que se ha transmitido, a la coherencia, a no olvidar el pasado, ni de dónde venimos, y también al amor con que hacemos nuestro trabajo. Nuestros clientes reconocen la superación de nuestra organización y la disciplina con la que hemos trabajado, eso ha hecho que siempre estén cerca.
De igual manera, le debemos nuestro éxito al hecho de sabernos rodear de amigos y demás personas que nos han transmitido todo su conocimiento y experiencia, como también su energía y entusiasmo.
¿Cómo ve a Editorial Blanecolor en el futuro?
En este momento empiezo a prepararme para lo que debe ser la sucesión de la gerencia; tarea en la que han empezado a asesorarme algunos expertos con el fin de identificar la persona idónea para reemplazarme en esa posición; alguien sin duda, con la capacidad de ver el futuro de la industria gráfica ante los nuevos desafíos de los contenidos digitales y las tendencias mundiales. Por lo demás, buscamos explorar la construcción de otros talleres y centros de producción para atender las exigencias del mercado.
¿Cuáles pueden ser los errores más frecuentes de los emprendedores o empresarios que están al frente de las empresas o proyectos, que no superan 12 meses o 2 años de operación?
Son varios, uno de ellos: no persistir, sentirse derrotado ante la primera dificultad, las adversidades existen, pero no tener la capacidad de sobreponernos, es un grave error, pues ante el interés de hacer empresa, lo más natural es que siempre haya que sortear una u otra dificultad.
Las crisis deben ser visualizadas como la oportunidad para hacer las cosas mejor.
¿Qué recomendación le haría a las personas que deseen emprender o desarrollar la idea de tener un negocio o empresa?
Lo primero es asumir los riesgos, pero con cautela, muy similar a lo que sucede cuando elevamos una cometa y ésta nos pide cuerda; debemos saber qué tanta cuerda y con qué velocidad debemos soltársela. Hay que capacitarse, actualizarse, apropiar la tecnología y estar dispuesto a asumir los cambios; insisto, sin olvidar de dónde venimos o cómo surgimos.
En una palabra, soñar y no dejar de hacerlo.
Con estas recomendaciones finales despedimos a Javier Hurtado, quien asegura no haber sido un prestigioso universitario, pero quien -por su trayectoria y reputación comercial- es ahora, estamos convencidos, un prestigioso empresario.
JUAN DIEGO RESTREPO